Las cosas buenas tardan en llegar
- Fabiola Mejía
- 26 jun 2024
- 2 Min. de lectura

Recuerdo con total exactitud ese día, fue un domingo, el 13 de agosto del 2017 a las 16:22 estábamos charlando con mi esposo sobre lo mucho que nos había cambiado la vida el convertirnos en padres, él dijo ¿será que lo estamos haciendo bien? Mientras yo respondí con otra pregunta, ¿Y cómo sería si lo estamos haciendo mal? Mi esposo ya tenía sospechas en el desarrollo de nuestro hijo, me lo había hecho saber a los pocos días cuando Rodrigo dejó de decir mamá y papá, así que en mi mente pasaba la idea de. ¡Oh no! Vamos a volver a tocar ese tema otra vez.
Así que le propuse que buscáramos en internet lo que debería de hacer nuestro hijo a sus 18 meses, para mi sorpresa no hacia la mayoría de las cosas. Entonces él dijo la palabra Autismo, en mi completa ignorancia le pregunte que era eso, pues nunca había escuchado esa palabra, aprovechando que estábamos en internet nos decidimos por buscar, la información que reflejaba era sobre curar, recuperar o erradicar, realmente no entendíamos nada, así que nos decidimos a buscar en YouTube, el video “Autismo adultos personas dependientes” fue el primero en aparecer.
Nos derrumbamos, ese día sentí que nunca volvimos a ser los mismos, el miedo y la incertidumbre tomaron el mando en el panel de nuestras emociones, después del diagnostico se fueron sumando otras, pero era necesario continuar, fue así como vivimos el duelo, solos y en silencio porque sentíamos que nadie compartía ese sentimiento de culpa y tristeza. Nos aferramos a la idea que juntos saldríamos adelante, ambos siempre filosofábamos sobre cuando escucharíamos a Rodrigo hablar, nos preguntábamos ¿Cómo será su voz? Nunca en la vida habíamos deseado algo con tanta intensidad, estábamos completamente convencidos que ese momento llegaría, pero a medida que el tiempo pasaba ese deseo hecho realidad lo sentíamos tan lejano.
Recuerdo que añoraba escuchar a Rodri pedirme un vaso de agua antes de dormir, contarme una historia interminable, decirme más de cien veces al día mamá, todas esas charlas que se viven en la maternidad típica, de las que todas las madres hablan, mientras esas madres se quejaban, yo deseaba poder vivirlo.
Entonces después de algún tiempo, vino la palabra mamá, la petición de cosas sencillas, se fue sumando la ecolalia hasta ahora que responde con palabras sencillas, en el auto escuchamos su dulce voz cantar. Quizá no es la forma en que esperábamos que llagara cada palabra, pero realmente nos hace feliz.
Paso a paso con el lenguaje...
El proceso ha sido largo pero la emoción de escucharlo cada vez más es completamente mágica.
Queridos padres... Si han estado deseando algo tanto que dudan sin un día llegará, dudan si vale la pena continuar esperando por ello, no pierdan la fe porque cuando llegue eso que tanto desean será tan grande y maravilloso que no van a creer que este sucediendo, porque las buenas cosas tardan en llegar, pero llegan!
Un abrazo.
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