Selectividad Alimentaria
- Fabiola Mejía
- 27 jun 2024
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 1 jul 2024

¿Debería alarmarme?
La selectividad alimentaria en niños dentro del espectro autista es un reto común que puede presentar varios desafíos para los cuidadores y profesionales de la salud. Aquí te explico con más detalle:
Sensibilidades sensoriales: Los niños dentro del espectro autista suelen tener sensibilidades sensoriales que afectan cómo perciben los alimentos. Pueden ser muy sensibles a ciertas texturas, sabores, olores o colores de los alimentos. Esto puede llevarlos a rechazar ciertos alimentos debido a estas sensibilidades.
Rutinas y rigidez: A menudo prefieren la rutina y pueden resistirse a cambios, incluyendo nuevos alimentos o variaciones en los alimentos que consumen. Pueden preferir comer los mismos alimentos una y otra vez porque les proporciona una sensación de seguridad y previsibilidad.
Intereses restringidos: El autismo se caracteriza por intereses restringidos y actividades repetitivas. Esto puede manifestarse en una preferencia intensa por ciertos alimentos específicos, limitando así la variedad de alimentos que están dispuestos a probar o consumir.
Dificultades en la comunicación: Algunos niños autistas tienen dificultades para comunicar sus preferencias alimentarias o para expresar malestar relacionado con la comida. Esto puede llevar a que los cuidadores y profesionales no comprendan completamente sus necesidades dietéticas y alimentarias.
Ansiedad y estrés: Cambios en la rutina o en el entorno, así como situaciones sociales relacionadas con la comida, pueden causar ansiedad en niños con autismo. Esta ansiedad puede manifestarse como una mayor selectividad alimentaria o como una negativa a comer en ciertos contextos.
Aspectos nutricionales: La selectividad alimentaria puede afectar la variedad y calidad de la dieta del niño, lo cual es crucial para su desarrollo físico y cognitivo. Es importante trabajar con profesionales de la salud para asegurar que el niño reciba una dieta equilibrada y adecuada a sus necesidades nutricionales.
Ciertamente para muchos padres o cuidadores esto causa mucha preocupación por nuestra intención genuina de verles saludables y que se nutran de alimentos que favorezcan su desarrollo y aprendizaje.
Sobre la sensibilidad sensorial:
Un estudio revela que el 95% de las personas dentro del espectro autista presentan “Desorden de Procesamiento Sensorial” que es uno de los trastornos más co-ocurrentes en el TEA, por lo que es muy probable de una persona que presente esta co-ocurrencia debe tener un ambiente adaptado a nivel sensorial o utilizar apoyos, en la selectividad alimentaria también se pueden realizar algunas adaptaciones.
En cuanto a nuestra experiencia, esto fue lo que hicimos:
1. Terapia de integración sensorial, aquí quiero aclarar que en ningún momento colocaron a mi hijo a jugar con comida y es bueno mencionarlo, debido a que he escuchado de otras familias decir que el terapeuta los ha colocado a jugar con brócoli para que acepten comer brócoli, lo cual es una mala práctica.
2. cambiamos la forma en la que presentamos los alimentos, utilizamos plato con diferentes espacios y colocábamos pequeñas porciones de comidas que incluía:
1 alimento conocido
1 alimento nuevo
1 gustito (algo que le guste mucho)
Esto nos ayudó a que nuestro pequeño empezará hacer las pases con la comida, ya que comer no se debe ver como algo forzado, comer debe ser una sensación agradable, el alimento nuevo siempre estaba presente y con el hecho que él aceptará que estuviera en el plato y a la vista, ya era un gran avance para nosotros, el gustito era un pequeño recordatorio que no tenía que ganarse la comida, la comida es parte de nuestras vidas y nos ayuda a nutrirnos.
3. Utilizábamos apoyos visuales como juguetes de comida, dibujos o tarjetas de frutas y verduras, veíamos video de niños que comían verduras o cantaban.
4. Lo hacíamos parte del proceso, le daba pequeñas tareas a mi hijo como ayudarnos a seleccionar la fruta o verdura en el supermercado y eso lo hacía sentir importante, así como también guardar las frutas y verduras en el refrigerador.
5. Cocinaba con los alimentos que estaba introduciendo, es decir que, si estaba introduciendo fresas, comíamos pastel de fresa, mermelada de fresa, licuados de fresa, eso le permitía a mi pequeño degustar del ingrediente en diferentes presentaciones.
6. Mucha paciencia pues los resultados no son inmediatos, nunca hicimos nada forzado porque entre más ocurre, más reforzamos el rechazo hacia las comidas.
Recomendación:
Para abordar la selectividad alimentaria en niños con autismo, es fundamental adoptar un enfoque individualizado y comprensivo. Esto puede incluir estrategias como introducir gradualmente nuevos alimentos, respetar las sensibilidades sensoriales del niño, mantener una rutina consistente en las comidas, y trabajar en habilidades de comunicación y tolerancia a nuevas experiencias alimentarias. La colaboración con un equipo multidisciplinario que incluya nutricionistas, terapeutas ocupacionales y psicólogos puede ser beneficiosa para diseñar un plan alimentario que promueva la salud y el bienestar del niño.
¡Nunca, nunca! Lo dejes con hambre, con la excusa que comerá cuando lo sienta, tampoco lo fuerces, comer es una necesidad básica que se debe experimentar de forma agradable, disfrutar de ella.
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